Este
verano han vuelto a mis manos estos dos volúmenes de los cromos de Nestlé, que
con el título de Las Maravillas del
Universo casi todos coleccionamos en nuestra infancia y primera juventud….
Y los he recuperado gracias a mi hermano, que todo este tiempo los ha
conservado con cariño.
Como
podéis ver no están impolutos, ni siquiera, como se diría en el argot de los
automóviles, están “seminuevos”. Están usados y muy usados. En ellos se nota el
paso del tiempo, no solo en los dibujos de los cromos, sino también en las
pastas y en algún que otro “desencuaderne” mal remendado. No importa.
Están
completos, es decir no les falta un solo cromo. Entre los dos tomos, son 48
temas que razón de 11 cromos, hacen la friolera de 528 cromos. Y en cada tema
hay 1 o 2 cromos dobles, esto es los grandes. ¡Cuanto chocolate debimos comer
para poder completarlos!
Y
menos mal que en nuestras familias se valoraba la calidad del chocolate, que
sin duda engullíamos con la avidez de un “carpanta”, y con el interés añadido
de los cromos, (aparecían en “Chocolate
con leche”, “Familiar Superior”,
“Fondant”, “Bombones”, etc.) aunque según reza el párrafo final de cada volumen
“los cromos son una gentileza…, y nada
más.”
Al
volver a pasar cuidadosamente sus páginas he regresado a esa etapa de nuestra
vida en la que se nos empezaron a formar los delicados instintos del orden, el
coleccionismo, el cariño a la naturaleza, la cultura en general, la aventura, la curiosidad
científica…. Y efectivamente he experimentado el placer que se auguraba
proféticamente en la presentación del primer tomo: “Guarden los jóvenes este nuevo álbum y coleccionen sus cromos, como
alarde de refinado buen gusto y de selecta cultura que en años venideros les
recordará las más sanas ilusiones de los felices días de su juventud”.
Lógicamente
he vuelto al cambio de cromos con los compañeros, al “sile, sile, nole”,
repetido hasta la saciedad mientras veíamos pasar, raudos, de una mano a otra
los cromos “repes” de nuestro amigo. O cuando ya teníamos casi completo el
álbum, comprobar que a todos nos faltaban los mismos cromos…. Pues no solo
había cromos difíciles (aquellos que raramente aparecían), sino que también los
había “imposibles de encontrar”. Menos mal que los de Nestlé eran “decentes” y
en lugar de fomentar hasta la extenuación el consumo de chocolate para intentar
encontrarlos, nos facilitaban una posibilidad de obtenerlos mediante canje. No
como el que hacíamos entre nosotros, que normalmente era paritario, sino que
comportaba una “cierta usura”…. Según un documento que a pesar del tiempo
transcurrido aún estaba entre las páginas del segundo volumen, podías “entregar 10 cromos pequeños, iguales o
diferentes, en perfecto estado y limpios, para obtener un cromo pequeño, o
entregar 5 cromos grandes para conseguir un cromo grande”. Así podías
completar la colección. Y esto lo podías hacer acudiendo en persona a la
delegación de la localidad, (en Madrid estaba en la calle Luchana), o por correspondencia,
eso sí, adjuntando un sobre dirigido a tus señas personales, debidamente
franqueado, con un sello de correos de 80 cts..
Lo
que no he conseguido recordar es el objeto, si es que lo tenía, de llevar a
“sellar el álbum”. En mi caso el primer volumen tiene un sello de Comercial
Nestlé, y el segundo volumen tiene selladas las dos casillas. Si alguno
recuerda para que servían le agradeceré lo comente.
El
primer tomo de Las Maravillas del Universo es de 1953, cuando estábamos en el
Parvulario, y tiene el nº de álbum 130.093. El segundo es de 1957, cuando
iniciábamos el Instituto, y su número de álbum es el 346.662, lo que al menos
nos da una idea de la amplia difusión que tuvo la colección. Entre los dos
volúmenes, se recogen 48 temas, algunos de ellos firmados por autores
ampliamente reconocidos, entre los que he podido destacar al Comandante
Cousteau, el profesor Piccard, o el Dr. Hubble. Posiblemente las restantes contribuciones
también sean de divulgadores igualmente importantes, pero en mi ignorancia no
les he sabido adjudicar su valía.
Lo
que me ha sorprendido, gratamente, es que mi memoria no había “perdido”
bastantes de los cromos y que además recordaba muchos de los temas. Mérito para
los diseñadores de los álbumes, que trasladaron a “los cromos” muchos contenidos,
en manifiesta sincronía con los gustos de la juventud de aquella época,
relativos a la naturaleza (botánica, zoología, astronomía, geología,
meteorología,…), u otros, de índole divulgativo, que recogían los últimos
avances en cuanto a la ciencia y la técnica (el átomo, la telefonía, la
aviación, los rayos X, la televisión….), que estoy convencido enardecieron la
imaginación de muchos de nosotros y hasta pudieron servir de incentivo a
nuestra posterior elección profesional.
En
cualquier caso los cromos de Nestlé, constituyen uno de mis recuerdos de
aquella época, y celebro que Juan Rosas
también los haya mencionado en La
vida no fue, es….. Es por eso por lo que me he puesto manos a la obra y
armado de escaner y algo de paciencia, he sacado copia de todas las páginas de
estos dos volúmenes, y a pesar de su sabor añejo, los he colgado en el blog,
para disfrute, espero, de todos.
En
esta entrada incluyo las imágenes correspondientes al primer volumen, y en la
entrada anterior las del segundo. Como son muchas páginas, si queréis verlas
todas, habréis de darle al “mas información>>" que aparece debajo de la imagen de la portada….
Podeís ver que fue mi hermano, mayor que yo, el que puso a su nombre el álbum. El chocolate nos lo comíamos los dos.... |
Si aún tenéis ánimo para continuar, (Pulsar aquí), o abajo, en Entrada Antigua, para ver el tomo segundo.